El viernes pasado mientras esperaba pacientemente mi turno en la cola del comedor noté que había un chico con lentes de pasta y pecas en la cara que insistentemente me picaba el ojo. Estaba sentado en una de las mesas del comedor comiendo con otros chicos y chicas de lentes de pasta y pecas en la cara. Al principio pensé que el tipejo tenía una basura en el ojo por que la mueca era exagerada al punto de guiñar ambos ojos en el intento, pero al cabo de un rato y luego de alrededor de 20 guiños comprendí que este individuo intentaba decirme algo. Yo continué ignorándole y lanzando de tanto en tanto una mirada de soslayo para entonces ver como el chico estiraba el cuello y ponía cara de hacer del cuerpo con cada intento de guiño. Tomé mi bandeja y me senté al menos a 3 metros de distancia. A mi lado estaban sentadas unas pasantes de producción que hablaban de un tal Felipe que tenía el pipí chiquito. Yo intentaba picar un trozo de carne que tenía aspecto de suela de zapato cuando a mi lado derecho y muy quedamente escuché:
- La fuga del caballo paralítico.
Volteé la cabeza y alcancé a ver la espalda del chico de lentes de pasta alejándose de mí en dirección al rack de bandejas. El resto de los chicos y chicas de lentes de pasta le seguían uniformemente. Esta vez, a pesar de que seguí con la mirada atentamente al chico mientras salía del comedor, este no hizo ningún ademán de devolverme la mirada.
Durante el fin de semana confieso que olvidé completamente el incidente, pero el lunes mientras caminaba por un pasillo pasó otro de estos chicos de lentes de pasta y rápidamente, antes de los aburridos “Buenos Días” soltó: la fuga del caballo paralítico. Luego desapareció detrás de un tabique gris. Ese mismo día más tarde en el baño, al pedir papel toilet al ocupante del cubículo de al lado, me entregaron un par de hojas de papel rayadas con bolígrafo negro en donde se leía: la fuga del caballo paralítico - 4:30 PM. Traté de apurarme en salir, pero la persona que me entregó el papel salió del baño estrepitosamente. La vieja No. 14, que por supuesto estaba en el baño, se rió de mí y luego encogió los hombros. Me devolví a mi oficina pensando en qué demonios significaba LA FUGA DEL CABALLO PARALITICO. ¿Es un mensaje? ¿Un acertijo? ¿Un código? Pensé que seguramente la cosa era una campaña ridícula de esas que hacen las organizaciones para luego rifar un bolígrafo o un llavero con el logo de la empresa. Traté de recordar en dónde trabajaban estos chicos de lentes de pasta y pecas en la cara, pero no lograba asociar sus rostros con ningún departamento.
Alrededor de las 4:00 PM todo estaba en calma en la oficina. La gente parecía trabajar de forma normal. No había recibido ninguna comunicación, correo o llamada telefónica que hablara del tema, pero estaba atenta. Justo a las 4:30 PM apareció una chica de lentes de pasta. Se plantó en la puerta de mi oficina y con gesto retador hizo un ademán con la cabeza para que la siguiera. No respondió a mis preguntas confusas y dando rápidas y largas zancadas desapareció en el pasillo de IT. El único camino que podía haber tomado la chica para desaparecer de esa forma era el de las escaleras del sótano donde está el archivo muerto. Bajé las escaleras con resolución pero al llegar junto a la puerta verde el corazón me latía aceleradamente. La luz era tenue y olía a naftalina. A lo lejos podía escuchar como las personas se alejaban por que ya era hora de salida. Toqué la puerta un par de veces pero no hubo respuesta. Me di por vencida pero cuando puse el pie en el primer escalón para irme, recordé: la fuga del caballo paralítico. Me acerqué a la puerta y dije: LA FUGA DEL CABALLO PARALÍTICO.
Me sentí estúpida. Pero al cabo de unos instantes la puerta verde se abrió y semi-alumbrados por un bombillo fluorescente al fondo del archivo había 10 o 12 chicos y chicas de lentes de pasta y pecas en la cara. Uno de los chicos se acercó mostrándome un manual de procedimientos y dijo:
- Somos la logia del Caballo Paralítico, ahora conoces nuestra contraseña. Trabajamos en el departamento técnico, IT y archivo. Yo trabajo aquí desde hace 9 meses. Nuestro gran maestro Excel Cordido a quién despidieron injustamente hace 6 meses por gastarse el dinero de las tortas de los cumpleañeros del mes en incienso, nos dijo que algún día llegaría nuestro verdadero líder espiritual. El escribió todo en este manual de procedimientos. Nuestro líder vendría a ocupar un puesto nuevo de alto rango, sería una mujer y caminaría sola por los senderos de la experiencia cósmica corporativa. Tú serás nuestro OTAKU. Ahora, – y aquí elevó la voz – ¡brinquemos, aplaudamos y gritemos en movimientos coordinados!
Yo, a punto de salir corriendo a morirme de la risa pero lejos, muy lejos de todos esos chicos locos, recapacité y dije:
- Ok, seré su líder… pero sólo si el caballo paralítico es de color verde.
Los chicos y las chicas de gafas de pasta alzaron las manos y relincharon al mismo tiempo y la puerta verde se cerró a mis espaldas. Desde entonces, los chicos de lentes de pasta me siguen a donde quiera que vaya…
- La fuga del caballo paralítico.
Volteé la cabeza y alcancé a ver la espalda del chico de lentes de pasta alejándose de mí en dirección al rack de bandejas. El resto de los chicos y chicas de lentes de pasta le seguían uniformemente. Esta vez, a pesar de que seguí con la mirada atentamente al chico mientras salía del comedor, este no hizo ningún ademán de devolverme la mirada.
Durante el fin de semana confieso que olvidé completamente el incidente, pero el lunes mientras caminaba por un pasillo pasó otro de estos chicos de lentes de pasta y rápidamente, antes de los aburridos “Buenos Días” soltó: la fuga del caballo paralítico. Luego desapareció detrás de un tabique gris. Ese mismo día más tarde en el baño, al pedir papel toilet al ocupante del cubículo de al lado, me entregaron un par de hojas de papel rayadas con bolígrafo negro en donde se leía: la fuga del caballo paralítico - 4:30 PM. Traté de apurarme en salir, pero la persona que me entregó el papel salió del baño estrepitosamente. La vieja No. 14, que por supuesto estaba en el baño, se rió de mí y luego encogió los hombros. Me devolví a mi oficina pensando en qué demonios significaba LA FUGA DEL CABALLO PARALITICO. ¿Es un mensaje? ¿Un acertijo? ¿Un código? Pensé que seguramente la cosa era una campaña ridícula de esas que hacen las organizaciones para luego rifar un bolígrafo o un llavero con el logo de la empresa. Traté de recordar en dónde trabajaban estos chicos de lentes de pasta y pecas en la cara, pero no lograba asociar sus rostros con ningún departamento.
Alrededor de las 4:00 PM todo estaba en calma en la oficina. La gente parecía trabajar de forma normal. No había recibido ninguna comunicación, correo o llamada telefónica que hablara del tema, pero estaba atenta. Justo a las 4:30 PM apareció una chica de lentes de pasta. Se plantó en la puerta de mi oficina y con gesto retador hizo un ademán con la cabeza para que la siguiera. No respondió a mis preguntas confusas y dando rápidas y largas zancadas desapareció en el pasillo de IT. El único camino que podía haber tomado la chica para desaparecer de esa forma era el de las escaleras del sótano donde está el archivo muerto. Bajé las escaleras con resolución pero al llegar junto a la puerta verde el corazón me latía aceleradamente. La luz era tenue y olía a naftalina. A lo lejos podía escuchar como las personas se alejaban por que ya era hora de salida. Toqué la puerta un par de veces pero no hubo respuesta. Me di por vencida pero cuando puse el pie en el primer escalón para irme, recordé: la fuga del caballo paralítico. Me acerqué a la puerta y dije: LA FUGA DEL CABALLO PARALÍTICO.
Me sentí estúpida. Pero al cabo de unos instantes la puerta verde se abrió y semi-alumbrados por un bombillo fluorescente al fondo del archivo había 10 o 12 chicos y chicas de lentes de pasta y pecas en la cara. Uno de los chicos se acercó mostrándome un manual de procedimientos y dijo:
- Somos la logia del Caballo Paralítico, ahora conoces nuestra contraseña. Trabajamos en el departamento técnico, IT y archivo. Yo trabajo aquí desde hace 9 meses. Nuestro gran maestro Excel Cordido a quién despidieron injustamente hace 6 meses por gastarse el dinero de las tortas de los cumpleañeros del mes en incienso, nos dijo que algún día llegaría nuestro verdadero líder espiritual. El escribió todo en este manual de procedimientos. Nuestro líder vendría a ocupar un puesto nuevo de alto rango, sería una mujer y caminaría sola por los senderos de la experiencia cósmica corporativa. Tú serás nuestro OTAKU. Ahora, – y aquí elevó la voz – ¡brinquemos, aplaudamos y gritemos en movimientos coordinados!
Yo, a punto de salir corriendo a morirme de la risa pero lejos, muy lejos de todos esos chicos locos, recapacité y dije:
- Ok, seré su líder… pero sólo si el caballo paralítico es de color verde.
Los chicos y las chicas de gafas de pasta alzaron las manos y relincharon al mismo tiempo y la puerta verde se cerró a mis espaldas. Desde entonces, los chicos de lentes de pasta me siguen a donde quiera que vaya…
Autor: Maru
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